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PABLO ENRIQUE INDA MALDIFASSI

El Arte o las Artes son representaciones abiertas, traen al presente desde el pasado, expresan (comunican) ideas y/o sentimientos a través de un impulso generador, proyectado en múltiples formas o lenguajes (Música, Fotografía, Cine, Pintura, Dialogo, Teatro, Gestos, Performance, etc.) generando experiencias estéticas, desde lo sensorial a lo interpretativo, en pos de una reflexión crítica y construcción de conocimiento.
Mi trabajo es un continuo; son ideas, sentimientos, sensaciones que se van transformando dentro de lo formal como de lo conceptual. Avanza y retrocede, y viceversa; convirtiéndose según mi subjetividad en poesía visual. 

Color y Textura en la pintura de Pablo Inda.

“Buscar lo común, que no lo semejante. Así es como el poeta le es dado decir: «una golondrina apuñala el cielo«, y hacer de esa golondrina un puñal”.

George Braque, El Día y la Noche. (Fragmento)

Hace algunas semanas atrás el pintor Pablo Inda me invitó a observar algunas de sus realizaciones de los últimos años, con los retoques de un ahora muy actual, para lo cual decidimos reunirnos en su casa taller y así dar curso a una sesión de trabajo y conversación informal. Luego de esa visita y de recibir el encargo de esta nota, al tratar de repasar cada una de sus realizaciones, mis preguntas en torno a ellas y las reflexiones del artista, debo reconocer que no fue un grupo de trabajos los que capturaron mi atención, sino más bien fue el poder que tenían esos trabajos de hablar 100% por ellos mismos y no en nombre de nadie más. En un presente en donde habitualmente el artista enarbola mensajes e ideas de grupos o acciones colectivas, pareciera ser que la pintura de Pablo Inda habla de sí misma y por sí misma. Pero, ¿de qué hablan estas realizaciones? Me parece observar en una primera mirada, que muchas de ellas se refieren a los problemas propios de la pintura, es decir, el color, la composición e incluso la necesidad de un tema para dar curso al oficio de la pintura. Empero, al ir observando cada una de sus realizaciones en grandes formatos, otras en soportes irregulares y algunas en secuencias narrativas a la manera de un cómic, comencé a meditar en ciertos elementos o patrones visuales, los que insistentemente iban atrayendo mi observación.

Uno de los elementos que sobresale en su pintura es el uso del color como un signo de advertencia en la imagen pintada. Muchas de ellas realizadas con stencil y coloreadas con pintura en spray, lo que va dotando al contorno visual de una extraña suciedad en sus bordes, como si la pintura en su exceso fuese el elemento detonador para que apreciemos un imaginario de seres mitológicos o bien, retratos y cráneos en actitud hierática, algunos de los cuales han sido trabajados con esta técnica una y otra vez, jugando con el descalce de la plantilla y por ende, podamos apreciar las vibraciones cromáticas que se generan producto de la interacción del color.

He indicado que el cromatismo es un signo de advertencia en su pintura, pero de qué trata esa advertencia? Me atrevería a sostener que el imaginario propuesto por el artista es un interesante juego de luces y sombras, en donde la idea del bien y del mal se hace presente por la intensidad cromática en que la imagen comparece ante nuestra mirada. Haciendo con ello un curioso tramado de calces y descalces en donde luego, puede aparecer la pulsión del artista a través del chorreado en alguna zona estratégica de la obra, para de alguna manera, confirmar ese deseo de hacer evidente el choque de fuerzas que propone su imaginario personal. Lo anterior puede ser entendido como un deseo transformador de su mano hacedora en torno a lo que comúnmente deseamos y también rechazamos, o tal vez intentar en hacer más nítida la imagen de aquello que nos provoca miedo, sin ser algo siniestro.

A ese respecto   en algunas realizaciones el artista se da el tiempo para buscar en las imágenes impresas de reptiles o seres fantásticos, la posibilidad de integrarlos a sus trabajos pictóricos por medio del collage, en donde ellos comparecen en la nebulosa que otorga el chorreado y a la vez el esfumado del spray sobre el stencil, haciendo de la composición un aparente mundo desequilibrado, pero al mismo tiempo, una libre versión del génesis.

Al tomar distancia de su trabajo, no puedo dejar de pensar en cómo esas imágenes, intensas y atentas al devenir visual en el que conviven por efecto del trabajo del artista, también comparecen como verdaderas muestras de materias y superficies, al punto de querer corroborar si la serpiente es de materia orgánica o de una sustancia desconocida, si algunos de sus retratos son realmente de origen humano o criaturas de un inframundo desconocido. Lo que bien puede homologar su personal búsqueda creativa a la sentencia propuesta por George Braque.

 

Carlos Navarrete

Santiago de Chile, noviembre de 2014